En el mejor de los mundos posibles, un antibiótico se prescribe sólo cuando se sabe que es eficaz contra la infección bacteriana que se está tratando. No vivimos en ese mundo todavía, pero a medida que se crean los programas de gestión de antibióticos (ASP por sus siglas en inglés), al menos nos estamos encaminando hacia es meta.

El objetivo de los ASP es reducir la velocidad de la propagación de la resistencia microbiana a través de la gestión de los medicamentos, así como minimizar cualquier daño a los pacientes por el uso inadecuado de antibióticos o que no sean necesarios.

Uno de los puntos claves para laboratorios y médicos es la investigación acerca de cómo se puede determinar el uso eficiente de antibióticos en los casos de toxicidad aguda y de atención a largo plazo.

Alrededor del 50% de todos los antibióticos prescritos en los Estados Unidos, muchos de ellos utilizados en los hospitales, son innecesarios o se usan inadecuadamente, según un estudio de Pew Charitable Trusts. Este uso inadecuado da lugar a organismos resistentes a los antibióticos que causan más de 23.000 muertes cada año y aumentan el riesgo de infecciones por Clostridium difficile en los entornos de atención médica.

Los programas de gestión de antibióticos sólo pueden lograrse a través del uso de  herramientas eficaces, junto con los individuos motivados y capacitados para formar una estrategia. Las herramientas y personas necesarias para lograr efectivamente la administración de antibióticos difieren en función de la situación y los recursos necesarios.

Las herramientas y el personal necesario son bien conocidos, pero la puesta en marcha de un programa de este tipo requiere un enfoque a medida, individualizado, adaptado a las particularidades de cada centro de salud. Al igual que otros programas de gestión de calidad, los principios de administración de antibióticos son bien conocidos, pero los obstáculos para su adopción son específicos de la institución.

Existen factores clave para determinar cómo los directivos de un centro de salud pueden preparar, mediante el aprendizaje, la mejor manera de implementar y apoyar un programa de administración de antibióticos eficaz y cómo adaptarlo a su centro de salud.

  1. Compromiso de los líderes

Dedicar el apoyo administrativo necesario de parte de los directores, gerentes y médicos de proveer los recursos tecnológicos, humanos, financieros y de información necesarios para llevar a cabo el programa.

  1. Responsabilidad

Involucrar a los administradores y directivos para que tomen la responsabilidad directa de los resultados del programa. El nombramiento de un solo líder, ampliamente respetado y apoyado por el personal y la administración, que es responsable del programa y sus resultados será el camino ideal para promover el buen desarrollo del programa.

  1. Conocimiento de los medicamentos

Nombrar a un encargado de farmacia que tenga responsabilidad directa sobre los resultados es recomendable. El mismo debe sugerir en todo momento, qué medicamentos usar y en qué dosis en conjunto con los médicos tratantes.  

  1. Acción

Comenzar la implementación progresiva de las acciones, de “simples” a “complejas” de una manera metódica y planificada. Se sugiere que se empiece por aquellas áreas y métodos de alto impacto para mostrar resultados temprano y lograr el compromiso del personal con el proyecto.

  1. Monitoreo

Supervisar todos los objetivos necesarios que se relacionan con el uso apropiado de los antibióticos: la prescripción general de antibióticos, el uso de antibióticos apropiados, los patrones de resistencia, etc.

  1. informes

Esto debe incluir la información periódica relacionada con el programa de administración, su impacto en los objetivos elegidos y el impacto sobre el personal, las instalaciones, los pacientes y la comunidad.

  1. Educación

Educar a los médicos, personal de salud, los pacientes y la comunidad acerca de la resistencia y el uso de antibióticos apropiados.

Un programa de gestión de antibióticos eficaz además debe incluir al menos a un especialista en enfermedades infecciosas y a un farmacéutico clínico. Además, tener múltiples estrategias operativas, pero con un énfasis en la “auditoría prospectiva y la retroalimentación”, como la estrategia de intervención clave más validada para alcanzar los objetivos de custodia. Otras estrategias podrían incluir: tiempos de espera de los antibióticos e intervenciones focalizadas específicas para cierto tipo de enfermedades.